"Tres cuestiones: eficiencia, innovación y equidad, en las que Balears tiene mucho camino por andar y que difícilmente recorrerá si sigue centrada en el cuánto"
Entrevista a Antoni Riera, director técnico de la Fundació Impulsa Balears y catedrático de Economía Aplicada de la UIB
Las alusiones a una posible nueva crisis económica vuelven a ser una constante en los medios de comunicación. ¿Cuál es su punto de vista como economista y qué datos maneja Impulsa Balears para hacer un pronóstico de lo que está por venir a corto plazo?
El 2019 se despide, en casi todas las áreas económicas del mundo, con una tasa de crecimiento inferior a la del año anterior. Balears no es una excepción. Las previsiones económicas disponibles para 2020 recortan de nuevo el marcador de crecimiento de la economía balear.
Los indicadores son muy claros en este sentido. La mayoría pierden aceleración, lo que constituye el preámbulo de menores tasas de crecimiento
Ahora bien, los indicadores no apuntan necesariamente a una nueva recesión sino a una etapa de ‘bajo crecimiento’ o estancamiento como el que vivió Japón tras el estallido de su burbuja inmobiliaria durante la década de los noventa. Los indicadores son muy claros en este sentido. La mayoría, independientemente de su signo, pierden aceleración, lo que constituye el preámbulo de menores tasas de crecimiento.
Sea como sea, la intensidad y duración de este episodio de desaceleración dependerá, por el lado de la demanda, de la capacidad de mantener el gasto de las familias y, por el lado de la oferta, de la capacidad de mantener la inversión pública y privada y reorientarla hacia mejoras de productividad. Tenemos margen para ello. De lo contrario dentro de 8 o 10 trimestres sufriremos.
El PIB de esta tierra descansa en la industria turística. ¿Qué medidas deberían adoptarse para que nuestro modelo siga siendo un referente internacional y, al mismo tiempo, para lograr una economía fuerte que reduzca su dependencia de la bajada de poder adquisitivo en los mercados emisores?
Balears es y seguirá siendo una economía turística. Sin embargo, es preciso reconocer que la ecuación localización-precios-plazas se nos está quedando atrasada. Ya no garantiza los réditos que nos merecemos, ni desde el punto de vista privado ni desde el punto de vista social. Mejorar el retorno de la inversión a los operadores del sector y garantizar la aportación del turismo a las rentas regionales y su contribución positiva al balance social y ambiental de las islas equivale hoy a abordar una reformulación estratégica. No en vano, reformular es siempre el primer paso para crear una nueva realidad. Tenemos que dejar atrás la idea de que Balears es un destino maduro y empezar a pregonar que es un destino sofisticado.
Conocemos el producto, conocemos los canales, conocemos el cliente… Podemos y debemos encontrar la fórmula que nos permita diferenciarnos desde una apuesta muy decidida por la creación de más valor. El volumen ya no resalta nuestro atractivo.
Nos puede explicar en qué consiste la misión principal de la Fundació Impulsa Balears, con la que colabora directamente Bufete Buades.
La Fundación Impulsa Balears es el resultado de una apuesta estratégica de CAEB, el Govern de les Illes Balears y un conjunto, cada vez más amplio, de empresas de las islas convencidas de que el impulso de la competitividad global del archipiélago es clave para facilitar el tránsito de la economía balear hacia un estadio de desarrollo económico más avanzado, en un contexto en que las islas están retrocediendo posiciones a un ritmo acelerado. Para ello, la Fundación aporta a los actores regionales el conocimiento estratégico y los mecanismos de cooperación necesarios para avanzar juntos, desde la identificación de necesidades estratégicas, la propuesta de nuevas fórmulas generadoras de valor y el óptimo aprovechamiento de las capacidades existentes.
La solución a nuestros problemas está en el ‘cómo se crece’. Porque detrás de éste se esconde el grado de eficiencia con el que una sociedad utiliza los recursos de que dispone
Si usted fuera el responsable de las políticas económicas y laborales de esta comunidad autónoma, ¿hacia dónde las dirigiría para fomentar sectores de actividad estables y alternativos o complementarios al turístico?
Si me encontrará en esta tesitura, orientaría las políticas, no sólo económicas o laborales, sino también las ambientales y sociales a incidir en el ‘cómo crecemos’. A día de hoy, buena parte de las propuestas que persiguen aliviar las tensiones entre economía-medio ambiente y sociedad siguen centradas en el ‘cuánto se crece’, en el ‘cuanto se crecerá’ o en el ‘cuánto debería crecerse’.
Sin embargo, la solución a nuestros problemas está en el ‘cómo se crece’. Porque es detrás del ‘cómo se crece’ que se esconde el grado de eficiencia con el que una sociedad utiliza los recursos de que dispone. Porque es detrás del ‘cómo se crece’ que se esconde el grado de innovación de una sociedad a la hora de idear soluciones tecnológicas que permiten generar valor. Porque es detrás del ‘cómo se crece’ que se esconde el grado de equidad con el que una sociedad distribuye las rentas y garantiza la capacidad de sus miembros para contribuir y beneficiarse del progreso.
Tres cuestiones: eficiencia, innovación y equidad, en las que Balears tiene mucho camino por andar y que difícilmente recorrerá si sigue centrada en el cuánto.
El término competitividad se pronuncia de forma recurrente cuando se habla de actividad económica. ¿Por qué medidas concretas pasa su fortalecimiento? ¿Es imprescindible contener siempre los salarios? ¿Eso no afecta directamente a la reducción del consumo y, por tanto, a la facturación de las empresas? ¿Qué otras opciones existen?
En un entorno altamente cambiante como el actual, no solo cambia la tecnología, la geopolítica… sino también los conceptos, los paradigmas… Hoy no se puede seguir apelando a la competitividad desde la concepción, tradicional y reduccionista, de competitividad-precio y situar los precios, los salarios o el tipo de cambio en el centro de una estrategia de competitividad. Porque nada es hoy como era ayer. Hoy la competitividad apela a un amplio conjunto de factores que determinan tanto la capacidad de un país o región de generar bienes y servicios que satisfagan las exigencias de los mercados internacionales como de mejorar, simultáneamente, la calidad de vida de su población.
En los últimos recursos publicados por la Fundación Impulsa Balears, el archipiélago se sitúa en la posición 173 del ranking de competitividad global integrado por 264 regiones europeas
Desde esta perspectiva, en los últimos recursos publicados por la Fundación Impulsa Balears, el archipiélago se sitúa en la posición 173 del ranking de competitividad global integrado por 264 regiones europeas. Este resultado continúa situando las islas en un tramo de competitividad ‘baja’ que entraña fortalezas y debilidades de gran calado. Así las cosas, obtenemos una buena puntuación en pilares básicos –como salud (12), infraestructuras (38) y educación básica (81)–, pero suspendemos en los impulsores de la eficiencia –como son la educación superior (223) y la eficiencia del mercado de trabajo (196)– o en impulsores de la innovación –principalmente en términos de sofisticación empresarial (163) y capacidad innovadora (195).
Hay que ajustar estas posiciones, no queda otra. Trabajar sobre la competitividad para ganar en prosperidad. Ser, en definitiva, sujetos a la vez que partícipes del futuro.